Confianza excesiva en nustra invulnerabilidad:
Los Sesgos Optimistas
Nuestros cerebros suelen hacernos creer que somos invulnerables, que a nosotros no nos pasan cosas malas, que las cosas positivas tienen más probabilidades de sucedernos que las negativas y que tenemos menos riesgos de vernos afectados directamente por guerras, catástrofes naturales e inclusive pandemias.
Los sesgos optimistas, como es llamado a este fenómeno, son un producto del cerebro para proteger nuestra salud mental, y disminuir la probabilidad de aparición de trastornos como la depresión y la ansiedad. Los sesgos optimistas producen un incremento en la confianza que tenemos sobre nuestra capacidad para manejar los desafíos de la vida y para enfrentar el futuro. Muchas de nuestras decisiones dependen de las predicciones, los pronósticos y las expectativas sobre del futuro. A menudo se suelen subestimar ideas pesimistas y el tiempo real que nos tomará completar una tarea futura (falacia de planificación), debido a que, basados en nuestras experiencias pasadas, tendemos a adivinar de manera optimista, cual será el mejor escenario que ocurrirá a partir de nuestras decisiones presentes. Esta misma estrategia de toma de decisiones nos hace prestar y memorizar con mayor rapidez las noticias positivas que las negativas.
Cuando salieron los primeros reportes sobre el COVID-19
Muchas personas pensaron que para disminuir el riesgo, bastaban los antibacteriales, el alcohol, los tapabocas, los guantes y el jabón (la compra desmesurada de papel higiénico tiene otra explicación), y los gobiernos consideraron que eran exageradas las medidas de aislamiento social, estimando que el tiempo que les tardaría controlar la situación era menor del que en realidad se ha llevado.
Pero el sesgo optimista puede conducirnos en muchos casos a llevar a cabo comportamientos peligrosamente riesgosos para nuestra salud, como aquellos que tienen hoy a una gran cantidad de personas en confinamiento. Filas interminables en supermercados para abastecernos (especialmente de papel higiénico), uso indiscriminado del trasporte público masivo, reuniones sociales sin uso de tapabocas, entre otros, son responsables del aumento diario de contagios.
La incertidumbre frente a la situación global actual, nos esta enseñando que somos tan vulnerables como los demás, que no sabemos actuar frente a la incertidumbre y que el equilibrio entre optimismo y pesimismo, mediados por estructuras cerebrales involucradas en los circuitos de las emociones y la toma de decisiones, y que comúnmente hemos conocido como “la intuición”, son la clave para nuestra supervivencia.
El equilibrio entre los sesgos optimistas y pesimistas hace que exista una confianza prudente en nuestros recursos personales, que asumamos riesgos con mayor cautela, que planeemos mejores acciones, que tomemos precauciones necesarias para evitar riesgos frente a nuestra salud y que evaluemos con mayor reserva los peligros potenciales, con el objetivo de tomar decisiones mas eficientes y efectivas y facilitar un proceso mas rápido de adaptación a eventos similares futuros.
Fuentes
Griffin, D., & Buehler, R. (2005). Biases and fallacies, memories and predictions: Comment on Roy, Christenfeld, and McKenzie (2005).
Kahneman, D., Lovallo, D., & Sibony, O. (2011). Before you make that big decision. Harvard business review, 89(6), 50-60.
Klein, C. T., & Helweg-Larsen, M. (2002). Perceived control and the optimistic bias: A meta-analytic review. Psychology and health, 17(4), 437-446.
Morewedge, C. K., & Kahneman, D. (2010). Associative processes in intuitive judgment. Trends in cognitive sciences, 14(10), 435-440.
Park, S. H., Lee, S. H., & Ham, E. M. (2008). The relationship between optimistic bias about health crisis and health behavior. Journal of Korean Academy of Nursing, 38(3), 403-409.
Sharot, T. (2011). The optimism bias: A tour of the irrationally positive brain. New York, NY, US: Pantheon.
Stefanova, E., Dubljević, O., Herbert, C., Fairfield, B., Schroeter, M. L., Stern, E. R., … Lowe, L. (2020). Anticipatory feelings: neural correlates and linguistic markers. Neuroscience & Biobehavioral Reviews. doi:10.1016/j.neubiorev.2020.02.015
Weinstein, N. D. (1989). Optimistic biases about personal risks. Science, 246(4935), 1232-1234.
ENGLSIH VERSION
Overconfidence in our invulnerability: Optimistic Biases
Our brains often make us believe that we are invulnerable, that bad things do not happen to us, that positive things are more likely to happen to us than negative ones, and that we have less risk of being directly affected by wars, natural catastrophes and even pandemics.
Optimistic biases, as this phenomenon is called, are a product of the brain to protect our mental health, and decrease the probability of the appearance of disorders such as depression and anxiety. Optimistic biases produce an increase in confidence that we have in our ability to handle life’s challenges and face the future. Many of our decisions depend on predictions, forecasts and expectations about the future. We often underestimate pessimistic ideas and the actual time it will take for us to complete a future task (planning fallacy), because, based on our past experiences, we tend to optimistically guess what the best scenario will be from of our present decisions. This same decision-making strategy makes us lend and memorize positive news faster than negative news.
When the first reports on COVID-19 came out, many people thought that antibacterials, alcohol, face masks, gloves, and soap were enough to decrease the risk (the excessive purchase of toilet paper has another explanation), and governments they considered that the measures of social isolation were exaggerated, estimating that the time it would take them to control the situation was less than what has actually been carried out.
But optimistic bias can lead us in many cases to carry out behaviors that are dangerously risky for our health, such as those that today have a large number of people in confinement. Endless rows in supermarkets to supply us (especially toilet paper), indiscriminate use of mass public transport, social gatherings without the use of face masks, among others, are responsible for the daily increase in infections.
Uncertainty in the face of the current global situation is teaching us that we are as vulnerable as others, that we do not know how to act in the face of uncertainty and that the balance between optimism and pessimism, mediated by brain structures involved in the circuits of emotions and Decision making, and which we have commonly known as “intuition”, are the key to our survival.